lunes, 23 de noviembre de 2009

FIN DE CURSOS INSTITUTO POTOSINO 2008

Muy buenos días tengan todos ustedes.

Es un honor para mí, a nombre de quienes formamos la generación 2005-2008 del Instituto Potosino-Colegio Champagnat, dirigirme a las autoridades que residen este acto y a quienes forman la comunidad educativa del colegio, y lo hago con afecto, con algo de nostalgia y con la esperanza puesta en el futuro.

Tres años han pasado desde que pisamos por primera vez, el imponente edificio blanco, sede de la preparatoria marista. Y aunque la construcción ya tenía varios años, para los que entrábamos a esta etapa de nuestra vida, era completamente desconocido, nos preguntábamos: ¿Cómo serían las cosas en la nueva sección del Instituto Potosino?, ¿Qué maestros íbamos a tener?, ¿Cómo nos iría a ir?, ¿Qué compañeros vendrían de otros colegios?.

Quizá nos hacíamos estas preguntas con cierto temor y recelo, al mismo tiempo que sonreíamos, al ver que algunas personas que ya nos habían acompañado los 3 años anteriores, seguían con nosotros y nos sentíamos alegres de que fuera así. O por el contrario veíamos que otras personas, ya no estaban; habían elegido un camino diferente.

Para algunos de nosotros ya hace seis años que experimentamos algo similar pero quizá más fuertemente, pues llegábamos por primera vez al edificio en Cuahutémoc 705 y la inseguridad tal vez era mayor, ya que veníamos de lugares completamente diferentes.

Hoy hace ya 2190 días que en aquél agosto del año 2002, nos encontrábamos en un aula, por primera vez con 49 personas completamente desconocidas y a lo mejor teníamos miedo de socializar con ellos, pero hoy aquellos “extraños”, en ese salón con el que no estábamos familiarizados, son personas que nunca olvidaremos en nuestra vida.

Aunque para mí, y tal vez para algunos de ustedes, este recuerdo parece que fuera ayer, no lo es, y hoy, a pesar del tiempo transcurrido, revive ese sentimiento en cada uno de nosotros.

Únicamente que las preguntas que nos hacemos ahora son distintas y aparecen en nuestra mente con una resonancia más grande y con una dosis de incertidumbre enorme.

En primerísimo lugar viene la pregunta: ¿Pasaré mi examen de admisión?, una pregunta que nos hacemos incluso antes de elegir la carrera que vamos a estudiar. En segundo lugar nos cuestionamos si podremos acabar la carrera al mismo nivel que nos preguntamos si habremos hecho la decisión correcta al escoger lo que vamos hacer el resto de nuestras vidas… Y finalmente aparece la pregunta más importante, la que nos atormenta más y que de seguro nos hemos preguntado desde niños pero nunca de manera tan seria, realista y preocupante, como ahora: ¿Podré vivir, por lo menos de manera semejante a la que vivo ahora con mi familia? O incluso: ¿Será posible vivir mejor?.

Es muy común oír comentarios banales de quienes dicen: “Cuando sea millonario, o cuando sea rico, voy a hacer tal o cual cosa y voy a tener tal cantidad de bienes materiales”… Pero es muchísimo más común escuchar las mismas palabras viniendo de nuestra propia boca.

Hoy estoy aquí frente a ustedes para compartirles dos mensajes: nos encaminamos a un mañana inquietante, turbio y difícil. Y después de seis años saldremos al mundo real, un mundo al que no le importa de donde vengamos y para el cual necesitamos estar preparados y luchar por ser el número uno.

Un mundo en donde se aplica, en cierta medida, la teoría del británico Charles Darwin relacionada con la supervivencia del más fuerte.

Es muy divertido imaginarnos con una mansión y un carrazo viviendo en un lugar de primer mundo… pero la realidad es otra: no va a ser tan fácil como creemos.

No les estoy diciendo que sea imposible realizar nuestros sueños. Sin embargo debemos sacar lo mejor de nosotros y siempre seguir caminando con la vista enfocada hacia adelante, no hacía atrás, lo que importa es el presente y preparar nuestro futuro, el pasado ya es historia. Permítanme citar una frase del último ejemplar de una revista en los años 70 llamada El Catálogo de Toda la Tierra. Mi primer mensaje es: “Sigan hambrientos, Sigan Curiosos”.

Empezamos una nueva etapa de nuestra vida, tal vez la más importante, pues nos preparamos para vivir la vida por nuestra cuenta, creciendo como personas, para que al final del camino estemos tranquilos y satisfechos de lo realizado antes del día partir, pues pudimos ver a nuestros hijos construir su propia historia, tal vez incluso de mejor manera que nosotros mismos y así podamos decir con satisfacción y una gran sonrisa en los labios: “no he vivido en vano”.

Antes de concluir mi intervención, quiero dar gracias: primero que nada gracias a Dios, que nos ha permitido llegar a este momento. Muchas gracias al Instituto Potosino que nos impulsó a crecer, gracias a sus directivos; gracias a los maestros y a todo el personal del colegio, ya que ellos son parte esencial de nuestra formación como alumnos y como personas.

Muchísimas gracias a mis amigos y conocidos, esos extraños a los que nunca olvidaré… Y en forma especial quiero agradecer a mis padres, ya que ellos siempre me han brindado el apoyo, la ayuda y los consejos más valiosos que he escuchado, ya que sin ellos, antes que nada, no estaría en este mundo.

Finalmente el segundo mensaje que quiero compartirles lo escuché de mi profesor de matemáticas en el segundo semestre de 4º, él nos dijo más o menos así: “Yo no les deseo suerte, ya que la suerte es algo secundario y no depende de uno, en cambio si les deseo éxito ya que el éxito no depende de nadie más que de uno mismo y eso es lo que realmente vale”.

Así que hoy yo no estoy aquí para decirles a ustedes “suerte”.Estoy aquí para decirles “éxito”.

El éxito que implica esfuerzo, determinación y trabajo constante. Éxito que después debemos compartirlo con los demás, siendo fieles al ideal formativo marista, el cual se fundamenta en la inspiración educativa de San Marcelino Champagnat: “Formar buenos cristianos y virtuosos ciudadanos”, para la vida entera.

Muchas gracias por el favor de su atención.

ADOL GUZMAN RASILLO

No hay comentarios: